Dentro del mundo de la música existen numerosas maneras de afrontar la escucha de alguna canción. Y de igual manera, nuestras reacciones pueden catalogarse de una y mil formas. De todas ellas, la más singular y que en cierta medida caracteriza a la música, es la necesidad creada en el oyente de menear el cucu...todos hemos tocado la guitarra virtualmente en algún momento de nuestras vidas, sin embargo rara vez habéis estado en algún museo y habéis movido las manos cual Velázquez, y nunca se os ha acercado un colega y os ha dicho "joder, vaya un Buonarroti estás hecho".

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y reduce, así que reducir al bailoteo el amplio catálogo de reacciones que una canción es capaz de generarnos sería absurdo; lo interesante será centrarnos en una de las sensaciones más contradictorias y peculiares que la música es capaz de provocar: el asco-gusto. Es decir, el proceso por el cuál escuchas una canción y sientes deseos irrefrenables de parar el reproductor de mp3 mientras te dedicas a pulsar el botón de repeat compulsivamente; aquella sensación que te produce aquello que odias y de lo que no puedes desembarazarte por el placer que te genera; y no hablo de vuestro pene, sino del peculiar mundillo del do-re-mi. Para ello no recurriré a temas repugnantes en sí mismos, sino a pequeños trozos de mierda que dentro contienen un billete de 20 €uros. La mayoría serán poco conocidos, así que podréis comprobar en vuestras propias carnes las experiencias que os proponemos si recurrís a los programas que son el principal motivo de que tengáis internet (aunque bueno, sabemos que cuando un disco os gusta si merece la pena lo compráis cuando está en serie media).
Os esperamos en la primera entrega de Miedo y Asco en el Winamp. Preparad vuestros tapones.
Pd: y también os esperamos en el resto de entradas!